... La familia de sangre y la familia de vida...
Una vez escuché (o lo leí), que los seres humanos tenemos dos familias: La de sangre, es la que nos da Dios y en la que nacemos; y la familia que escogemos, que es la que nos da la vida, es decir nuestros amigos del alma y personas que llegan para quedarse, o personas que pasan por nuestras vidas para dejar una huella imborrable.
A veces las familias de sangre no es con quienes los seres humanos se sienten más amados y más aceptados, sino que por el contrario, son las personas que más te perturban. Me acuerdo mucho de un programa de TV al que yo estaba adicta y en donde una psicóloga repetía, "la familia es la familia, tu no la escogiste y nunca van a dejar de ser tu familia; hay que tolerarlos y tratarlos con respeto y ayudarlos, si se puede; pero hasta ahí. Uno controla hasta donde ellos intervienen en tu vida". Y esa señora tenía mucha razón.
Hoy tuve una larga charla con una vieja amiga, a la cual quiero mucho; y que hoy en día en ella veo y reconozco lo que hay de cierto en las afirmaciones anteriores.
Esta amiga creció en una familia "normal", aparentemente. Sus padres aún casados como Dios manda y con dos hermanos (hembra y varón) menores que ella, hoy en día encaminados en la vida. Todos graduados, incluyéndola a ella; y todos con trabajos estables y con una vida si se quiere decente y aceptable, ya que como comprenderán con la situación en el país, pues no se puede hablar de una vida grata, plena y feliz.
Sin embargo mi amiga, aunque siempre fue muy popular en el colegio y la universidad; siempre sacó buenas notas y tenia muy buenos trabajos, en el fondo era una persona triste; insegura de sí misma aunque por fuera se veía como un roble; en algunos momentos se la veía como mendigando la aprobación de las personas. Su actitud era medio "agresiva-pasiva" y siempre desconfió de sus capacidades como persona y profesional aun cuando desde afuera se le veía exitosa y satisfecha.
Ella siempre tuvo problemas para mantener una relación amorosa. Nunca se sentía a gusto en su propia piel y eso se reflejaba en sus relaciones. Ella siempre fue muy independiente, siendo la primera de los hijos que se independizó y no tuvo miedo de mudarse por su cuenta, además de ser la primera en comenzar a apoyar a su familia económicamente, como una forma de retribuir y compensar a su familia.
Sin embargo hoy estaba devastada, cansada, agotada y me confesó que ha llegado a un punto en el que ya no quiere saber nada de su familia, en que su familia nunca la ha valorado, siempre han tenido un concepto muy equivocado de ella; y me dijo: "definitivamente es verdad eso que dicen de las familias de sangre y las familias que se escogen en la vida. Yo toda mi vida he sentido más apoyo y comprensión de la gente a mi alrededor que de mi propia familia!" Y eso me marcó, porque entendí que existen muchas personas en su misma situación y que es más común de lo que uno se imagina.
En nuestra larga plática, mi amiga me confesó muchas cosas que nunca me imaginé que le estaban pasando mientras crecíamos juntas, prácticamente. Ella que es una chica a mi parecer "bonita", que viene de una familia muy "bien parecida", cristiana y de buenos valores morales; ha tenido siempre problemas con su peso, algunas veces gordita, algunas veces muy delgada; siempre ha estado en ese vaivén. También ha tenido muchos problemas de insomnio y ha estado en largos tratamientos con pastillas para dormir, y así varias cosas más con la que ha tenido algunos problemas; y después de tanto hablar, pensar y desentrañar; llegamos a la conclusión que todos sus problemas de autoestima, peso y de inestabilidad en sus relaciones tanto laborales como amorosas radican en el severo acoso emocional a la que se vio y en ocasiones se ve sometida por su misma familia!
Sus primeros y más sarcásticos "bullers" no eran precisamente sus compañeritos de colegio, sino su propia madre quién siempre la hizo sentir fea, gorda y de malos gustos. Constantemente le recordaba lo "gorda" que se estaba poniendo, lo "fea" que le quedaba la ropa, el vestido "tan soso y pasado de moda" que escogiste para la ocasión, "mira que a tu papá no le gusta la gente gorda y desarreglada", le decía cada vez que quería doblegarla. Paralelamente con alevosía o sin querer, la comparaba indirectamente con su hermana: "Ah! mira que linda tu hermana". "Mira que vestido tan bello ha escogido". "Ella si tiene buenos gustos". "Ah qué cinturita tan pequeña la de tu hermana". "Tu hermana tan popular que es!" Paradójicamente, su madre la hacía participar en cuanto acto de colegio, bailanta, templete y fiesta patronal hubiera; ya que la chiquilla a pesar de todo, se mantenía incólume a tanto bullying y era brillante para recitar, hablar, actuar, cantar y bailar; tenía un excelente dominio del miedo escénico, a pesar de sus constantes inseguridades remarcadas por su madre.
Con el tiempo a este bullying se le unieron su hermana, una chiquilla bella, con aspecto de muñeca y actitudes de diva y más tarde su hermano, un chico guapo y atlético de 1,90 cm de altura. Sin embargo mi amiga nunca sintió celos de ellos, ni mucho menos envidia; al contrario siempre se sentía orgullosa de sus hermanos y le encantaba salir con ellos y recuerdo que a donde ellos llegaban, todos tenían que ver, porque es que de verdad que los tres eran muy populares, dicharacheros y queridos. Sin embargo, ya entre las dos (la madre y la hermana) comenzaban a criticarla en casi todos los aspectos de su vida. "Los hombres te dejan por tu actitud", "A ti no hay hombre que te soporte", "Es que eres una déspota", "Es que te pones gorda", "Es que por tu culpa tus suegras no te quieren"; y todo lo que pasara, absolutamente todo, era culpa de ella misma.
Mi amiga me dice que no recuerda una sola ocasión importante en su vida en la que su mamá no la haya hecho sentir miserable. Cuando se graduó de bachiller su mamá estaba molesta porque se asoleó demasiado en el tenis y tenía el cutis muy rojo! Cuando se graduó en la universidad a su mamá no le gustó como la maquillaron. Cuando se casó por la iglesia, a mamá no le gustó ni el maquillaje ni el peinado. En las ocasiones más especiales siempre había una crítica de por medio. Y ahora que tiene un matrimonio estable con un hombre bueno que la valora y la quiere como ella es, pues dicen que tuvo suerte de encontrarse a ese hombre y se preguntan cómo lo logró, siendo "como es".
Cada vez que llama a su mamá para darle una buena noticia o por un logro o por algo bueno que le haya pasado o simplemente para hablar con ella; su mamá la termina sermoneando porque "Dios es tan fiel y misericordioso contigo y tú con qué le pagas?! Alejándote de él, leyendo libros paganos y etc., etc., etc. Sin embargo nunca en su vida ha oído que le critique a sus hermanos, su modo de vida, sus ropas o sus relaciones, por lo menos no con la misma intensidad con la que lo hace con ella.
Nunca nada de lo que ha hecho o dicho mi amiga ha sido suficientemente bueno como para no merecer un "pero" esto o "pero" aquello de por medio y una crítica hiriente para con su persona.
Hoy mi amiga se "hartó" y con mucho dolor me dijo que aunque le provocara no saber ya mas nada de su familia, pues es su familia y los tolerará cuando deba saber de ellos, pero hasta ahí. De ahora en adelante ya no compartirá ni sus alegrías ni mucho menos sus penas porque al fin y al cabo, mi amiga se lo busca! Ya no se preocupará de saber por lo que les pasa ni por cómo les va, porque entendió que su principal enfermedad era su propia familia y la manera en que han sido con ella a lo largo de su vida. Ella me dijo que no estará sola, porque tiene a su familia de vida, la que ella misma escogió y que la ha aceptado a lo largo de los años por como ella es y por lo que es y ha logrado en la vida, sin los benditos "peros".
Yo particularmente no la culpo. A veces las personas y sobretodo miembros de una familia, no se dan cuenta el daño que pueden hacer las palabras y las actitudes, aun cuando se hagan con la mejor intención de ayudar. "De buenas intenciones está lleno el camino al infierno" y estoy de acuerdo 100%. Cuántas veces no hemos recibido críticas mal sanas, comentarios hirientes con la coletilla: "Te lo digo por tu bien", o "Es para que mejores", "Es una crítica constructiva"; y la crítica es crítica al fin y puede dañar el autoestima, los sentimientos y la vida de las personas. A veces los padres en su afán de hacer que los hijos sean perfectos o los mejores; no se dan cuenta la presión que ponen sobre los pobres chiquillos y después se quejan más adelante cuando ya adultos, toman decisiones erradas o son de personalidades difíciles. Gracias a Dios mi amiga ha sabido sortear las muchísimas otras cosas, que por motivos obvios no las puedo escribir todas aquí; pero que por las cuales tuvo que pasar con el "apoyo" entre comillas de su familia. Imagínense! Un apoyo repleto de críticas, ofensas pasivo-agresivas, desméritos, culpa, desilusión, desconfianza, discriminación y minimizaciones.
A mi amiga le digo que tenga mucho ánimo, que ella ha logrado lo que mil personas no logran en tres vidas. Que honre a su padre y a su madre porque le dieron la vida y le dieron ese tamaño, pero que ya ellos vivieron su vida y que ella debe seguir adelante. Le digo a mi amiga que nunca dude de su decisión, porque es la mejor y que ya no permita que su familia le siga socavando su autoestima y amor propio y que es verdad lo que dicen, que la familia de vida, la familia que uno escoge y la que está siempre ahí en las buenas y en las malas, a esa también nos las manda Dios para darnos ánimos y acompañarnos en este camino tan duro e irregular que llamamos vida.
Si alguien se siente identificado con esto, pues que haga lo mismo. Que identifique el problema y lo ponga bajo control y que no siga permitiendo el bullying de nadie. La gente llega hasta donde uno se los permite.
Ánimo y hasta la próxima.
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